domingo, 27 de abril de 2008

El trabajo infantil

Me parece que es casi imposible erradicar el trabajo infantil. La miseria en los países subdesarrollados hace que las familias estén obligadas a mandar a sus niños a trabajar para ayudar a sobrevivir. Es el concepto de “niño – coste” y el “niño – ingreso”. En los países industrializados un niño cuesta mucho a sus padres: su comida, el médico, la ropa, la educación, los estudios, etc.

Pero en los países del sur, los padres son tan pobres que no pueden alimentar, vestir o educar a sus niños.

Por eso, éstos últimos están obligados a trabajar para garantizar su supervivencia y la de sus familias. Son “niños – ingresos”. Por lo tanto, los padres quieren tener muchos para aumentar los ingresos de la familia, lo que alimenta la miseria del país. Es un círculo vicioso.

Según mi punto de vista, la primera medida que deben tomar los gobiernos es disminuir la natalidad. Es imprescindible que la controlen para que puedan enfrentarse a la pobreza.

Por otra parte, hay casos de niños que no quieren estudiar, incluso en los países occidentales. Es posible que trabajen si hay leyes para protegerlos. La escolaridad debe ser obligatoria hasta los 16 años con la posibilidad de recibir formación profesional en un centro de enseñanza de prácticas de empresas.

Es el caso de Francia, dónde los jóvenes aprendices tienen estatuto de escolares, no un contrato laboral, pero no pueden trabajar por la noche y además tienen la posibilidad de renunciar en todo momento a la práctica laboral.

Aunque la eliminación del trabajo infantil sea un reto imposible debemos continuar la lucha contra sus causas.

Layla El Mechrafi

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