lunes, 8 de diciembre de 2008

Cuento cooperativo: Un cuento muy triste

Érase una vez un jovencito marroquí de veintiocho años a quien le gustaba mucho cambiar de pareja hasta ser mujeriego.

Como Jilali era huérfano, su abuela le cuidaba mucho y le aconsejo cambiar su comportamiento para evitarle algunos riesgos de salud.

Al ver que su nieto no seguía sus consejos decidió presentarle a la hija de su vecina del barrio de Bab Marrakech a Casablanca.

La chica se llamaba Kenza y era muy guapa. Estudió medicina durante seis años en Ucrania.

Cuándo se encontraron por primera vez en abril 2006 en una fiesta familiar fue un flechazo total.

Se enamoraron y decidieron casarse dentro al año siguiente

En la noche de boda algo extraño ocurrió, Jilali descubrió con sorpresa que su prometida tenía una pierna artificial.

Kenza se puso a llorar y le contó como pasó eso… cuando fue al extranjero, tuvo un accidente muy grave y los médicos le cortaron la pierna derecha para salvarle la vida.

Antes de terminar su historia, Jilali la interrumpió pensado que era el momento ideal para confesarle su secreto… sufría por su parte del VIH desde hacía dos años.

Kenza le miró con unos ojos saltones y se puso a llorar de nuevo.
Se dieron un abrazo y decidieron vivir su amor platónico.

No fueron felices… pero el amor es así.

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