lunes, 12 de mayo de 2008

Hoy en día, vivimos una felicidad desdichada


(Página 90 de libro doña fresquita y tío Lucas)

La felicidad es algo relativo que cambia de una persona a otra, y de una situación a otra, no hay reglas generales que se apliquen para lograrla, se puede decir que cada uno tiene un vació en su estar, si se llena ese vació, pues quizás se puede sentir feliz, por ejemplo, el pobre piensa que cuando tenga dinero, volverá a ser feliz, pero no sabemos si es verdad, hay que ofrecerle una fortuna y después se averiguará, puede ser feliz y puede estarlo por un momentito hasta que su dinero pierda su valor.

El enfermo ve la vida de otra manera, y cree que los sanos son felices menos él, entonces su felicidad depende de su restablecimiento, en algún sentido es verdad, pero todo es relativo, después de mejorarse no sabemos si será o estará feliz.

Una persona pesimista no tiene en su diccionario, la palabra felicidad, porque todo es negro para ella y la felicidad debe tener un color claro y atractivo, mientras una persona optimista siente siempre ser feliz porque el color que le acompaña ilumina su existencia.

El preso cree que le robaron su felicidad cuando le encarcelaron y envidia todos los libres por su felicidad, entonces la felicidad es el igual de la libertad para él.

La felicidad de un bebé consiste en tomar el pecho de su madre para mamar, entonces felicidad y seguridad es lo mismo para él.

Un niño se le puede hacer feliz con regalarle juguetes nuevos.

Un adolescente solo la sonrisa de su admirada le hace feliz.

Una mujer se siente feliz cuando tiene su primer bebé, cuando este último da su primer paso, su primer diente, su primer diploma, etcétera etcétera …

Mejor dicho, alcanzar la felicidad no es un objetivo definitivo, cada vez que se logra algo, se anhela otra cosa y así seguidamente.

Pero una cosa que es segurísima es que el concepto de felicidad ha cambiado hoy en día, lo que hacía felices a nuestros abuelos, ya no nos basta para hacernos felices, antes había gente simple, ingenua y conformista, que daba importancia a lo poco que tenía y lo valoraba, y como vemos en la novelita de los molineros, como ese matrimonio vivía feliz en un molino que convirtieron en paraíso con su lucha, trabajo y cooperación, y el secreto de su felicidad era que se amaban, se mimaban se cuidaban, se dedicaban el uno por el otro, y luchaban hasta que realizaban su grupo económico y su autosuficiencia. Ahora la gente es más exigente, eternamente insatisfecha pero ignorante cuando se trata de secretos, y cuando logra estar feliz, vive una felicidad desdichada.

C 1 Hounaida Abrini

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