sábado, 28 de marzo de 2009

El fanatismo religioso o el límite de la religión

Dice un conocido dicho latino "Aurea Mediocritatis", en su traducción al español "Dorada medianía"; es decir, en el medio está la virtud. Todo es bueno en su justa medida.
Basándonos en estas palabras de los romanos (que eran unos tíos muy sabios) todo lo que se escape de la moderación, es una aberración o por lo menos es sumamente aborrecible.
La religión, no podía ser menos; más aún, es algo que tenemos que comentar en estos tiempos que corren en los que se hacen tantas cosas en el nombre de Dios.... (si levantara la cabeza..... ¡Qué diría!).
Los extremismos o fanatismos religiosos es algo con lo que hay que convivir y que existe entre los hombres desde hace muchos siglos.... Ya en la Edad Media con la Inquisición se pudo ver el poder que tiene la religión en sobre llas personas con todos aquellos asesinatos en nombre de Cristo y de la religión cristiana.
Actualmente todas las religiones tienen sus versiones "hard": el crisitianismo, el islam, el judaísmo, el budismo, etc... en todas ellas siempre hay gente que lleva más allá sus creencias, que quiere "convencer" de una manera claramente errónea a los demás de que lo suyo es lo mejor (hace mucho tiempo que concluyeron las misiones evangelizadoras... alhamdulillah).
En ese punto en el que un solo aspecto de tu vida la ocupa entera y sólo vives para eso, en ese punto (justo ahí) es donde tienes que darte la vuelta, retroceder y pensar en ese dicho que decían los latinos (que eran unos tíos muy sabios); si no, a partir de ese punto tu realidad se distorsiona y vives en una realidad paralela que se escapa de toda lógica y en la cual pierdes conexión con la cotidianidad humana. Pasas a ser un peligro social, un marginado incapaz de convivir en armonía con el resto de la humanidad.
Entonces es cuando podemos hablar del peligro de los fanatismos (religiosos porque es el tema que nos ocupa), y de muchos de los problemas que nos atacan en la sociedad actual que se derivan de uno u otro tipo de fanatismo.
Todos tenemos que saber diferenciar bien dónde llega nuestra libertad y dónde comienza la de los demás. La religión forma parte de nosotros es algo que ayuda a las personas a seguir adelante, a tener convicción; pero a la vez también es un elemento de control de la gente que no saben llegar hasta ese punto y volverse... y pensar, y reflexionar. De aquellos (no tantos afortunadamente aunque cada vez más...) que están distanciados del resto, que son inadaptados que hacen en nombre de Dios autenticas barbaridades que no tienen nada que ver con aquel Dios es amor que estudié cuando era pequeño; o ese Dios es la luz que estudie en la facultad.
Óscar Rodríguez C1.1

2 comentarios:

hounaida dijo...

Hola amigos y bienvenidos de nuevo al blog.

Tienes razon oscar, dorada mediania. y yo tambien te transfiero un dicho arabe que dice que cuando las cosas depasan sus limites se vuelven en su propia contra y eso se nota claramente en el fanatismo.

El fanatismo para mi es un sentimiento de amor obsesivo hacia algo o hacia una causa y empuja su autor a defenderles con fuerza y a la intolerancia a todo lo que no està en parte de ese 'algo' y de esa causa. hasta el punto de actuar con obcecacion quitando de la mente la logica y la razon.

Hay que subrayar que cuando se trata de fanatismo religioso, el problema no se aplanta en la religion sino existe en el dentro de los practicantes que confunden las cosas y no hay porque confundirla con los integrismos intolerantes y asesinos.

El camino de la religion y del fanatismo no es el mismo en absoluto, el primero es un simbolo de paz, pureza, divinidad y serenidad y su objetive llevar al paraiso, mientras que el segundo lleva à la descriminacion, a la deriva y al infierno!!.
hounaida c1

Anónimo dijo...

¿En la historia de la humanidad, cuantas personas han muerto al nombre de la religión? ¡Millones ¡
La religión, especialmente a través de su forma metafísica la más elaborada, los 3 monoteísmos (el judaísmo, el cristianismo y el islam), trasmite intrínsecamente mensajes de paz, de amor y de harmonía con la naturaleza, su allegado.
Practicándola y conformándonos a sus preceptos, deberíamos teóricamente tener la posibilidad de utilizarla como un guía en nuestra vida cotidiana, con el objetivo de ser más tolerantes y de aprender a respetar a los demás. Desgraciadamente en la práctica, no es así.
En la medida de que es una herramienta muy potente para controlar la gente a través del espíritu, y de la esperanza en una vida mejor después de la muerte, la religión sigue ser utilizada como un arma política para conseguir a objetivos de mala intención. A través de su expresión la más extrema, el fanatismo, la religión ha sido muchas veces desviada de sus intenciones originales para volverse en instrumento de conquista, de dominación y de asimilación. Condicionando a personas cuya mente es frágil psicológicamente, la religión puede transformar un angeló en un demonio.

Nacimos todos dentro de la cultura de una cierta religión y casi nunca, tenemos la posibilidad de elegirla. Nos la ensena como la única buena que existe mientras de que las otras están enceradas dentro de estereotipos deformados por medio a que tenemos la idea de cambiar.
Una manera de luchar con el fanatismo seria de intentar explicar y convencer a la gente que los 3 monoteísmos se valen porque es el mismo Dios, solamente existe diferentes maneras de práctica. La religión debe ser algo privado y personal y jamás debería caer en el control de organizaciones y de instituciones políticas. Debemos luchar con toda la fuerza posible contra el proselitismo.

Stephane B2.2